DON’T TRY BUKOWSKI

¡Hola a Tod@s!

Presentamos los detalles de la exposición colectiva “DON’T TRY BUKOWSKI”, compuesta con 45 piezas y 5 instalaciones, curaduría por parte de Sara de los Cobos. Exhibida en La Galería Libertad de Querétaro. Te invitamos a visitar la exposición.

Morir y desaparecer son hechos diferentes.

Charles Bukowski, el escritor que no deseaba dejar ninguna huella en el mundo, vuelve como una bella y terrible maldición. Esta exposición es una muestra de que su fantasma continúa embriagándose y escribiendo lo que le viene en gana. La memoria es una construcción mítica, pero también es una adicción incontrolable. Dostoievski llegó a una conclusión infame: “Estoy convencido de que el ser humano Porenunci sutimien al verda deno sufrimiento, es decir a la destra dinas al saos. Bukowski, ha sido el escritor más condenado de las últimas décadas por la crítica seria o correcta. Su mito lo consume y sus detractores son los sacerdotes que levantan su iglesia: nadie en su sano juicio desea ser una celebridad. El viejo asqueroso miraba esa fama que lo persiguió en sus últimos años de vida con curiosidad e incluso con morbo, desapego y cierta sorpresa. Lo comprendo: uno se mira a sí mismo desde una distancia que no le permite ser encarcelado. Quienes lo leemos deseamos escribir como él ya que nos conmueve hasta el punto de creer que su sencillez es imitable. Se trata de una trampa: creer que la verdad se encuentra en lo evidente. En esta época de amansamiento mediático, de corrección burda y morales efímeras, el hecho de que este conjunto de artistas gráficos se detenga en su figura y obra es alentador. El no ha desaparecido y su risa socarrona todavía nos causa placer. En sus obras las palabras no suprimieron la vida. Creo que esta es una de las razones por las que es célebre entre algunos jóvenes o viejos que no han sido domesticados por ningún lenguaje domesticado.

Los paisajes amorales descritos por Bukowski pueden causar una repugnancia sincera, consecuencia del encuentro con un mundo desconocido, o despertar la sospecha de que habitamos un mundo sin principios morales. Esto no significa que su obra pretenda convencernos de nada: no existe en este escritor ninguna necesidad de sermonearnos ni mostrarnos su talento. En las páginas escritas por él los personajes (él mismo) sobreviven en empleos mal pagados e inmundos, o viven en minúsculos departamentos donde las paredes son tan delgadas como el cuerpo de una ostia. El erotismo no tiene lugar en sus relatos ya que ha sido desplazado por un sexo bárbaro sin intenciones amorosas: las pulsiones o pasiones no requieren de una cultura ni de una explicación. La tradición literaria le es indiferente (por más que Shakespeare sea el centro de sus insultos): Charles se consideraba tan sólo un animal sensible con un cuaderno o una máquina de escribir entre manos: “Me oculté en los bares porque no quise ocultarme en las fábricas.” Bukowski no movería una mano para salvar a nadie. Escribió: “La soledad jamás me ha incomodado porque siempre he sentido la necesidad de estar lejos.” Las diversas interpretaciones, lecturas o reacciones que dan lugar a esta exposición gráfica inspirada en sus obras es un acercamiento original e inesperado.

No es un homenaje, por supuesto, sino más bien una conversación, una reunión heterogénea de artistas que esta vez ha encontrado un lugar o acomodo en La Galería Libertad.

Guillermo Fandanelli