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Presentamos detalles de la exposición “La huella de una creencia”, por parte del artista Rubén Maya compuesta por más de 20 esculturas de cantera grabadas, exhibida en el Museo de Arte Contemporáneo de la ciudad de Querétaro. Te invitamos a visitar la exposición es gratuita.
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Los fundamentos y prácticas de toda cultura son las creencias, los mitos, los rituales y las narrativas. Los vestigios y las marcas son las pistas que nos brindan la posibilidad de articularlos y reconstruir la historia.
El arte rupestre es quizá la forma más antigua de la humanidad, los petroglifos específicamente, la incisión más duradera y aquella que brinda la posibilidad de contemplarse a sí mismo en otro tiempo, revelándose algunos principios y distintos tipos de necesidades, tanto expresivas como simbólicas.
Rubén Maya encuentra una particular resonancia e identificación con esta práctica, como un artista que desarrolla su discurso desde el pensamiento gráfico, a través del grabado, práctica artística que desde algunas de sus técnicas da continuidad a la realización de incisiones y marcas que perduran tanto en lo material como en lo subjetivo.
En el semidesierto de la región centro de México los pueblos originarios han conservado esos primeros trazos de muy distintas formas, en el estado de Querétaro, particularmente a la fecha se tienen ubicados 69 puntos de arte rupestre según el más reciente estudio de los investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Esta forma de arte nos presenta una de las formas de patrimonio que plantea su valor por su carácter prehistórico e histórico. Apenas algunas marcas, en piedras ubicadas en entornos naturales al aire libre, nos permiten tener una conexión con el imaginario más antiguo, pero que fue cambiando debido a una serie de factores naturales, culturales y sistémicos. Especialmente, con el establecimiento de la agricultura que incidió en el paso de las sociedades nómadas a sedentarias.
Esta instalación apunta a dar continuidad a una forma de creación gráfica ancestral, así como a la conformación de una narrativa desde múltiples ángulos: es decir, una memoria de trazos polifacéticos, partiendo de reflexiones en torno a la sombra psíquica, dimensiones ocultas del ser humano y el pensamiento mágico actual.
Temáticas que son propias del trabajo plástico del artista a lo largo de su producción. Maya nos propone activar la memoria ancestral desde su experiencia personal, es decir, a partir de la relación entre el contexto afectivo de su niñez con estas piedras grabadas en Huimilpan y su entorno senso-familiar, que empezó a accionar a partir de la realización de esculturas en cantera hace algunos años.
En esta ocasión, el artista nos presenta una instalación petrográfica, un espacio ceremonial, integrado por un conjunto de piedras grabadas con la iconografía que ha desarrollado a través de su trayectoria. Su objetivo es propiciar diálogos en distintos planos y realidades gráficas, la reactivación de un lenguaje, a través de un discurso cuyo propósito es generar una experiencia senso psíquica en los espectadores.
Una invitación que nos recuerda sutilmente que todo espacio destinado a un culto, fue primero una creación.
Valeria Caballero Aguilar
Curadora