¡Hola a Tod@s!
Presentamos detalles de la exposición colectiva “NO DEJEMOS NADA AL SEÑOR” por parte de Omar Benítez, Enrique Botello, Favian Machete y Leo Pío exhibida en el Museo de la ciudad de Querétaro. Te invitamos a visitar la exposición es gratuita.
Esa extraña poesía cubierta de sangre y ojos.
Cristina Rivera Garza
Solamente un dios podrá salvarnos
M.Heidegger
La idea sobre la muerte de dios (1796) enunciada por Jean Paul, modificó sin duda alguna los paisajes estéticos y morales de los artistas y escritores que desarrollaron su obra en el clímax entre guerras y acontecimientos alrededor del supuesto fin de la metafísica.
La belleza sería suspendida por y para tratar de reconstruir imágenes que tenían que ver con la crueldad, lo sanguinario, la destrucción como un conjunto de imágenes encapsuladas v mimetizadas por el odio. Por
lo tanto, el cuerpo y el rostro tuvieron que ser resignificados por los artistas ya que las imágenes de guerra revelaban la mutilación del cuerpo
v la desfiguración del rostro. revelando estados de ánimo que no tenían
nada que ver con la jovialidad de la vida, como la desesperación y la angustia. De esta manera una constante en el arte de la época sería el
transfigurar el cuerpo, el rostro y la gesticulación desde el reconoci miento de lo terrorífico v la desfiguración si consideramos:
El cuerpo humano ha conocido su apogeo plástico a partir de la prehistoria. El discurrir del tiempo ha visto efectuar sus variaciones, sus desarrollos sus enmiendas, sus deformaciones, más o menos profesionales siguiendo un transformismo que no tiene de eterno más que su cambio permanente. Por eso afirmaba que todo verdadero artista rehace el cuerpo.
Por otro costado para M. Heidegger no serán las temáticas o lo que representa la obra en sí, sino la relación de la obra de arte con el espacio siguiendo ese orden de ideas Heidegger insiste que:
Mientras no experimentemos la peculiaridad del espacio. el hablar de
un espacio artístico también seguirá permaneciendo un asunto oscuro.
Queda por de pronto indeterminada la manera en que el espacio atraviesa la obra de arte.
Por lo tanto, si efectivamente a partir de la muerte de dios y del fin de la metafísica, el denominado arte contemporáneo despojó de la belleza a los objetos y a las piezas artísticas en consecuencia le devolvió los ojos al espectador, así el sentido de la belleza o de la fealdad se ubicaban en la mirada del espectador.
Heidegger en oposición no reduce el acercamiento o contemplación de la obra de arte meramente a una cuestión fenomenológica, sino que la interpretación de la obra tendrá que ser complejizar desde el espaciar a la obra de arte frente a lo comprensión de reconfigurar los fragmen-tos, que tiene el espectador ante sus ojos. Desde esta perspectiva se vislumbra otro tipo de interpretación para con la obra de arte complejizando tanto el espacio en tanto el mismo da apertura del espaciar por esto último entenderemos:
Lo libre, lo abierto donación de lugares para un asentamiento y un habitar del hombre.
Esto quiero decir, que a pesar de que hoy en día, las obras de arte se encuentren almacenadas en museos o en colecciones privadas v que el criterio estético radica, en el valor que el mercado del arte, les otorga a algunas piezas.
La propuesta de Heidegger destruye los marcos de los cuadros, e interpela al museo, como construcción arquitectónica, en tanto el espaciar inaugura una relación para la comprensión de la misma obra, la propuesta de heidegger es anti canónica y desde esta perspectiva se difiere radicalmente a la interpretación psicologizante de la obra de arte.
Más allá de adecuar los estados de ánimo hacia la obra de arte, es a partir de dicha prevalencia de v desde los estados de ánimo que se puede estar con la obra de arte.
Así que considerando lo anterior siempre tendremos una predisposición afectiva, frente al estado de las cosas, así como con la obra de arte. Si efectivamente No dejamos nada al Señor fragmentos y pedacería para la apertura de un referente para el espectador, ya que la interpretación del mismo, no solamente se enmarca en el contexto histórico de la obra, sino que quedará determinado en cierta manera por el espaciar y el estado de ánimo, como un retorno al mirar una planta o un partido de futbol, habrá que intentar hacer de la jovialidad un sutil encanto, mientras el mundo se cae a pedazos.
Carlos A. García C.