Detalles Exposición Intuición Errante

¡Hola a Tod@s!

Presentamos detalles de la exposición colectiva INTUICIÓN ERRANTE  por parte de los artistas Santiago Pani, Daan Nooppen, Fragments and Forms, Henrik AA. Uldalen y Daniel Martin, en el Museo de Arte de Querétaro (MAQRO).

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Las circunstancias del mundo actual han provocado un cambio necesario dentro de las dinámicas del arte, tanto en su práctica y producción, como en su difusión, que han devenido cada vez más en la fraternidad colectiva. 
 
Es así como un grupo de artistas encuentra un discurso novedoso dentro de su propia cosmovisión, partiendo de la creencia de transformar su realidad y adaptarla a las necesidades próximas más allá de su procedencia, su cultura y sus orígenes, sencillamente porque el mundo, hoy más que nunca, se presenta como terreno virgen para experimentar y exponenciar la relación del artista con el público. Tales acepciones nos apuntan a una relación más íntima con los procesos de producción, donde la originalidad y la reinvención, frente al contexto cultural caótico y crítico, han logrado reunir a este grupo de artistas a crear fórmulas nuevas en la relación del arte con su entorno, concibiendo así un núcleo para compartir ideas, habilidades, reflexiones y conocimientos para crear redes que fortalezcan sus relaciones con el público, y así, mostrar los procesos que originan su trabajo desde su propia convivencia colectiva.
 
Santiago Pani, Daan Noppen, Fragments and Forms, Henrik AA. Uldalen y Daniel Martin forman parte de una exposición de surge como resultado de la exploración intuitiva que se erige como un elemento circunstancial que une a cada artista, que a través de sus diferentes procesos creativos individuales, considerando la intuición como un espacio en constante mutación, como una “fugaz” temporalidad en equilibro entre herencia y devenir y abre ciertas puertas entre el concepto, la idea, el sentido y la interpretación.
 
¿Cómo revelar lo invisible? Esta es una pregunta que ha perseguido a la mente humana desde los albores de los tiempos. ¿Cómo podemos revelar lo que no podemos ver o sentir, pero sin embargo percibimos? ¿Cómo articular una intuición? ¿Y de dónde viene esta intuición? ¿Es una visita previa de una realidad demasiado sensible o los gestos desesperados de una mente cegada por sus límites? Distinguir el presentimiento de la ilusión no es fácil…
 
En la incertidumbre que nos envuelve, la duda y el pensamiento conviven, se acercan, se unen, se abrazan y no se pueden dividir. Las preguntas resultantes han sido durante mucho tiempo prerrogativa de teólogos y filósofos: cuando la física lucha por satisfacer plenamente los cuestionamientos humanos, la metafísica y la religión toman naturalmente el relevo. Hay entonces dos formas de devolver a lo perceptible estas realidades que se le escapan: El rito (el gesto litúrgico da forma al poder sobrenatural) y el arte (que forma a una visión sensible y suprasensible del mundo),ambas encarnaciones materiales de las intuiciones supra-materiales.
 
Creemos de buena gana que la función del arte es representar lo visible, ya que de ahí se extrae su lenguaje. Quizás, por el contrario, su función esencial sea la de representar lo invisible, ese invisible del que, desde el principio, el hombre ha tenido angustia, percibiendo fuerzas que lo superaron y de que fue juguete; primero los ha ubicado en una presencia tangible: árbol, manantial, roca, luego los ha encarnado en figuras sobrehumanas: los Dioses, pero hechos a su aparición, concebibles, por tanto tranquilizadores. Solo tardíamente y en raras ocasiones ha llegado a sentir lo que escapa a sus medios de percepción e imaginación: lo desconocido, lo incognoscible, tomó el hueco del impulso místico. 
 
Esta encarnación de lo sobrenatural, invisible que nos hace sentir y jugar con nuestros sentidos, está en el corazón de esta exposición colectiva. En lo ecléctico tan característico de este lugar, las obras se revelan en las fronteras de lo sensible, en los márgenes de la extrañeza. Inmersas en el misticismo, estas formas se disponen en el espacio, ocupándolo tanto como las esconde, fundiéndose en él. Estas formas, la noche las escondería, ¡pero la luz viene para llevárselas! Luego se nos revelan, salen de su oscuro retiro y se muestran para ser vistos, en la intimidad de un espacio de confidencialidad.
 
Las obras cobran vida, salen de su inmovilidad para quien quiera sentirla, despierta en su rigidez formal. En nuestra mente se ponen en movimiento a veces incluso se dejan habitar. Los espíritus corren por las paredes. Sin cuerpos, libres de cualquier cualquier envoltura física, buscan un receptáculo que sane sus locos vagabundeos. Estos refugios para el exilio son las obras que, temporalmente, sirven de hogar a los espíritus solitarios. Los espíritus circulan en el espacio, son risueños, burladores, presumidos. Regularmente, según sus andanzas, vienen a habitar las obras, se imponen sobre ellas, se funden en ellas. Entonces las obras viven con otra presencia y nosotros, espectadores asombrados de tal encuentro, nos enfrentamos a su poder espiritual esencial invisible muchas veces olvidado. 
 
Finalmente, la exposición se desarrolla entre dos aguas, en el océano de las incertidumbres. Un fluir entre la intuición y la ilusión, la percepción y la imaginación, lo desconocido asusta, la duda genera inquietud y sin embargo, se pone en movimiento, hace que el mundo crezca en el encanto. 
 
Félix Feria 
Curador
 
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